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Por Ángeles Favela Debe haber una estadística para elegir entre los latinajos a los que se recurre con mayor frecuencia, sin duda, este es uno de los ganadores. Hemos leído incontables veces in memoriam, en memoria de, en recuerdo de… Estamos unidos unos a otros por las...

Por Ángeles Favela

La sombra de una pandemia global salió a la luz a finales del 2019. Para Latinoamérica resultaba lejano, el primer caso confirmado de Covid-19 se perdió entre las campanadas del 31 de diciembre de Wuhan, China, a miles de kilómetros de aquí. ¡Cuánto tiempo ya! En la circunstancia de confinamiento en la que continuamos viviendo, la escritura puede ser una compañera invaluable. A través de ella podemos expresar y lidiar con pensamientos, preocupaciones, miedos y esperanzas. Es, además, una de las mejores formas de acompañarnos a nosotros mismos. Dedicar unos minutos al día a esta actividad, nos ayudará a bajar, poco a poco, el nivel de ansiedad a la que ahora mismo todos estamos expuestos. Una de las frases que escuchamos con más frecuencia entre los participantes de nuestras actividades es: “Quiero escribir, pero no se me ocurre nada”, si es ese tu caso, te compartimos algunas ideas que podrías desarrollar con el único propósito de sumergirte en esta actividad. ¿Cómo empezar?: Con la certeza de que tus escritos son tuyos. Di no al miedo, nadie lo leerá si tú no lo permites. Siéntete en libertad con tu propio pensamiento ya que con o sin destinatario, la escritura te regalará incontables beneficios. Manos a la obra: elige una libreta y una pluma, que puedas utilizar únicamente como cuaderno o diario de escritura. Busca un lugar cómodo, un poco de silencio, una pluma que fluya de manera suave sobre un buen papel, quizá un vaso de agua o tu bebida favorita, un poco de música a un volumen bajo ¡y listo!

Por Ángeles Favela Mi primer encuentro con Rulfo fue más bien desafortunado: recuerdo haber leído El llano en llamas por obligación, en algún año durante la secundaria. Años más tarde, después de haber escuchado su voz en una entrevista de los años setentas, lo leí y releo por...

Por Alejandra Sandoval Abro los ojos al tiempo en que el sol se asoma por el filo del marco de mi ventana, la casa me abraza serena. El reloj marca las siete treinta y cuatro. Con mis dedos entrelazados atrás de mi cabeza sonrío, recordando la...