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Zona Literálika · BLOG

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Stig Dagerman (Suecia, 1923-1954) Es un día suave y el sol está oblicuo sobre la llanura. Pronto sonarán las campanas, porque es domingo. Entre dos campos de centeno, dos jóvenes han hallado una senda por la que nunca fueron antes, y en los tres pueblos de...

Por: Ángeles Favela Hay olores que huelen toda la vida por haberlos percibido por primera vez una tarde de tormenta. Marcel Proust Si te preguntaran a qué huele tu mascota, tus hijos, o tu casa, sería complicado dar una explicación exacta, pero si percibieras el olor de alguno...

Por Ángeles Favela Si las historias requieren personajes para ser narradas, los personajes requieren vida para ser creíbles. Un personaje que siente, es un ser humano como cualquier otro. El secreto es mostrar el interior de cada uno de ellos en el momento necesario, no antes,...

Por Ángeles Favela A veces imagino que las historias saltan de cualquier lugar para posarse en la punta de nuestras narices, la tuya y la mía. El asunto es atraparla, amasarla un poco para luego ponerse “manos a la obra”. Hace poco, para una sesión de taller...

Por Homero Hinojosa Decidirse de una vez por todas a escribir un relato corto es el principal objetivo por lograr. Lo demás viene por inspiración, experiencias propias y “arte de magia”. ¿Cómo escoger una historia a relatar en modalidad de texto breve? Primero que todo es importante...

Por Alejandra Sandoval Abro los ojos al tiempo en que el sol se asoma por el filo del marco de mi ventana, la casa me abraza serena. El reloj marca las siete treinta y cuatro. Con mis dedos entrelazados atrás de mi cabeza sonrío, recordando la...

Por Ángeles Favela

Muchos de los grandes artistas han recurrido a la escritura para acompañar sus propios procesos creativos, para bocetar, para tomar notas, escribir diarios, entablar correspondencias. Leonora Carrington es una artista del lenguaje en toda la extensión de la palabra. Es una mujer que despliega su capacidad imaginativa en cada una de sus neuronas y lo emana por cada poro. A cien años de su natalicio y para celebrarlo se ha montado “Leonora Carrington. Cuentos Mágicos”, una exposición que alberga más de 200 piezas en el Museo de Arte Moderno de la CDMX, que permanecerá abierta hasta el mes de septiembre de este año.

Por mucho tiempo he sido admiradora de las historias plasmadas en sus cuadros, por supuesto, me las invento, igual que ella se las iría contando mientras pintaba para viajar a mundos extraños, extraordinarios y abrir puertas al surrealismo que su rebeldía y genialidad le permitieron crear a cada instante. Pero Leonora es muchas otras cosas: feminista [para defender y defenderse no como mujer, sino como ser humano], ecologista, creadora en lo culinario, pintora, escultora, escritora, en todas esas facetas, es extraordinaria. También fue madre y ella fue una artista madre, sus hijos toman vida en algunas de sus obras y ella junto con Pablo y Gabriel Weisz, se divertían tramando vivencias inolvidables, como cuando Leonora le anunció al grupo de sus amistades que había recibido como regalo del gobierno de Rusia un cargamento de caviar y que les invitaba a degustar. Ese día, ella cocinó varios kilos de tapioca y con tinta de calamar preparó el “mejor caviar” que todos los asistentes a la reunión habían jamás probado. Por supuesto, Pablo y Gabriel entraban y salían de la cocina para descargar su risa al lado de su madre, para luego volver a la formalidad y asombro de la reunión.

Por Ángeles Favela

Había una vez un cuento.

Su carácter ficcional es inconfundible. En él participan una cantidad relativamente pequeña de personajes y aparecen en un argumento central. Su extensión es al gusto, para disfrutarse en una sentada los hay micros y macros. Y su variedad es tan extensa como un menú ambicioso. Entre el cuento popular y el cuento literario existe una gama colorida, fantástico, terrorífico, infantil.

Hace poco, una persona quien por primera vez visitaba Literálika, a manera de presentación narró un cuento. Su exposición fue en segunda persona, luego nos dijo, que esto le permitió comunicarse con libertad sobre el motivo de su visita. Después, durante su siguiente clase, se animó a confesar: “…el cuento era para mí, necesitaba acallar mis voces interiores que me exigían saliera de este mágico lugar, funcionó; al subir a mi auto, mis voces interiores, ahora divertidas y tranquilas, me reclamaban el no haber acudido desde tiempo atrás.”

La fascinación por escuchar o por contar historias se cultiva quizá en la infancia, pero cualquier momento es tiempo de empezar.

Por Ángeles Favela Las aguas, el viento, las sombras, incluso los aromas, corren, a veces, en opuestas direcciones. Y no hay nada que podamos hacer para impedirlo. En una historia, la fuerza del destino lleva en las venas su propio impulso. Pero, también en una historia, los...