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Zona Literálika · BLOG

Todos somos migrantes

Todos somos migrantes

Por Ángeles Favela

El tema de la migración es actual y es perenne. En todos los “presentes” de la historia ha sido un tema de controversia. Los seres humanos siempre estamos en movimiento. Hoy resulta un fenómeno que nos cimbra a todos.

Por nuestra ubicación geográfica, somos el paso de muchos que se dirigen hacia el país vecino que a los lejos representa “el sueño americano”. Para miles de familias el sueño se ha convertido en una pesadilla, pero difícil responder si una pesadilla peor a la que los hizo partir de sus lugares de origen. La decisión de marcharse del lugar que los vio nacer, de la tierra de sus raíces, de sus entornos familiares, no es fácil. Hombres, mujeres y niños de Guatemala, Honduras y el Salvador, salen a diario buscando un nivel de vida que les permita contar con las mínimas condiciones de vida. La desilusión debiera ser difícil de alcanzarlos ya que sus aspiraciones son concisas: que su vida esté a salvo y, que ellos y los suyos tengan la certeza de comer por lo menos una vez al día. Pero el desencanto ha sido, para muchos la desgracia que nunca imaginaron: sus familias divididas y nubes negras asfixiando sus breves alegrías y esperanzas.

He tenido la oportunidad de conversar con huéspedes de Casa Nicolás, en la ciudad de Monterrey. Un albergue donde tienen techo y sustento por espacio de varios días, mientras emprenden de nuevo su camino. Atrás han dejado familia, parejas, hijos y la mayor parte de sus pertenencias. Viajan con una bolsa ligera o veces con nada. Lo que pudiera parecer trivial como nombres, número telefónicos, fotografías, cartas, han de llevarlo silenciosamente en la memoria, y hasta el recuerdo del último abrazo y la imagen del rostro de sus seres queridos, quienes habrán de esperar quizá meses antes de tener noticias de sus paraderos. Cada hombre y mujer, habrá dejado atrás cualquier vínculo o huella que les permita ser víctima de chantajes, robos y secuestros. Su nombre, es incluso protegido bajo algún apodo.

Ellos saben que el camino es difícil, y se preparan para todo, pero insoportable también han sido todos los días anteriores a su partida, todos los años sin oportunidades, sin trabajos dignos. Mirar a sus hijos crecer sin tener educación básica ni la esperanza de una luz en el futuro, les ha minado cualquier razón para quedarse. Y por ello parten, se marchan directo hacia las fauces de la muerte, hacia caminos que llenarán sus manos de llagas, que destrozarán sus pies y quizá, también sus huesos. ¿A cambio de qué? No lo saben aún. Pero no les queda otra cosa que averiguarlo. La historia del sueño americano les fue contada, y ellos desean tocarla con sus manos.

El destino les permitirá avanzar unos cuantos kilómetros, casi siempre a ciegas, escondidos en algún camión, y muchas veces, víctimas de pillos y oportunistas, que les dejarán, tal vez, los bolsillos y el estomago vacío a los hombres y, el vientre cargado y el corazón acribillado a las mujeres. Por eso es desgarrador mirar en nuestras calles, en las fronteras esta realidad tan cruda como aberrante. Los migrantes tienen hambre y huyen de la violencia que reina en sus países. Una y otra vez, miles de historias buscando la manera de sobrevivir en un mundo que debiera ser de todos, pero que a ellos pareciera no pertenecerles.

hola@literalika.com