12 Ago El teatro es vida
Por Ángeles Favela
Ocupar una butaca en medio de un teatro donde la tercera llamada ha ordenado que la luz se apague, es entrar a una dimensión terrenal distinta, indescriptiblemente real. Mientras escribo estas líneas, no puedo sino recordar estos momentos, cuando se eriza la piel al escuchar el timbre de una voz que clama o reclama a través de un fragmento, o cuando un silencio apabullante da pie para que una entrada eleve la emoción hasta hacernos contener la respiración.
Es en el teatro de arte, de calidad escénica, cuyo sentido no es meramente un espectáculo, sino que se refiere a un trozo de vida como si fuese arrancado de las circunstancias de los propios personajes. El teatro es un rito ancestral donde los espectadores y actores comparten un tiempo y espacio de manera única; es la realidad concentrada, es tiempo condensado: una vida entera, la de un pueblo o la de un individuo. Por ello la intensidad que se despliega a lo largo de cada minuto es capaz de ahondar en el interior de cada espectador. El buen teatro es capaz de atrapar la atención, los sentidos, el discernimiento, la ira o el dolor ante la injusticia o el destino que cubre inexorablemente la trama de una historia.
Confrontar la vida presenciando una obra de teatro, es una experiencia que me han regalado algunas puestas en escena, aquellas que cuestionan y retan mis pensamientos “establecidos”, aquellas que a través de diálogos o monólogos de alto impacto, cimbran mis emociones hasta obligarme a ver en ese instante a través de los ojos de quien habla. El teatro es lenguaje, es letra y música, es acción y reacción.
El buen teatro, es decir, obras excelsas, que integran extraordinarios actores y directores, han de regalarnos momentos sublimes. En la obra, conviven pasado, presente y futuro. Frente a nuestros ojos de espectadores un relato sucede, va naciendo y nosotros desde una butaca, somos testigos. Con nuestra imaginación recreamos más de lo que estamos viendo, como si presenciáramos un relato que nos llena también de lo que no hemos visto.
En nuestro interior se despliega un equilibrio entre lo que se ve y se escucha, y entre lo que se alude. Es en ese momento, cuando el espectador y el elenco crean un dialogo sin palabras.
Ayer terminó el Festival de teatro Nuevo León 2018, dejando en quienes lo disfrutamos, un buen aroma en el alma. El próximo jueves 16 de agosto inicia, a lo largo de dos meses y medio, una selección de cinco obras imperdibles en el espacio creativo Casa Musa, selección del dramaturgo y director teatral Hernán Galindo [Pecados, jueves 16 de agosto. Amarillo Van Gogh, jueves 6 de septiembre. Entre seda y algodón, miércoles 19 de septiembre. Cuando había granadas en noviembre, miércoles 3 de octubre. Bajo la verde sombra, lunes 29 de octubre.
De entre las artes escénicas, el teatro ha sido siempre un poderoso medio para mover conciencias y provocar la reflexión. Apostémosle al teatro artístico, a la dramaturgia de altos vuelos. Por fortuna, el buen teatro se hace en nuestro país, en nuestra ciudad; hay quienes lo dan todo por ello y, nosotros espectadores, somos los más beneficiados. Asiste, toca y vive el buen teatro, esta es una buena oportunidad.
angelesfavela@literalika.com