17 Feb Las herramientas del artista
Por Andrés Rodríguez López
Es equívoco pensar que la fantasía no tiene límites. Las comunidades, en general, vinculan la imaginación con la construcción “imaginativa” del arte. Tales conceptos pueden ser paralelos, pero el tejido de cada uno es diferente, y erróneamente mezclado. El escritor, pintor, cineasta o músico son individuos imaginativos, igual que puede ser cualquier ingeniero, oficinista, chofer o burócrata de gobierno. Ser capaz de imaginar diferentes posibilidades del día a día es una cualidad naciente en el ser humano. La lógica se transforma en la herramienta primordial para concretar tales pensamientos imaginarios en alternativas o posibilidades de la realidad, alguien consciente, sin necesidad de amplia cultura, es capaz de ello. La imaginación es esencial en todo trabajo e indispensable al escribir obras fantásticas de diversos género, pero no puede ser la única herramienta del artista.
Sin miedo a ser corregido, puedo afirmar: el artista crea de lo que conoce.
El pintor no puede manifestar las grandes planicies, si en la realidad sus pies no han caminado sobre alguna, o si sus ojos no han observado a cientos en pinturas de otros artistas. El cineasta o músico no pueden componer obras para infantes, si no tienen conocimiento previo sobre tal público. Tampoco pueden imitar componentes culturales, cuando son ajenos a esta; no por términos étnicos de origen, sino por falta de información relevante.
El escritor también entra en este paradigma. La herramienta primordial, al escribir fantasía, es el conocimiento de la realidad. Quienes aspiran a crear mundos enteros, mitologías y personajes dignos de epopeyas, no podrán hacerlas, hasta que tengan noción de cómo tales construcciones existen ya en la historia del mundo. De la misma forma, alguien sin conocimiento de la psicología, no tendrá éxito al configurar las características precisas que demuestran los diversos perfiles de quienes habitan sus historias.
La imaginación es el baúl de juguetes encerrado en el ático, pero el conocimiento fidedigno son los juguetes.
El escritor juega con la información y compone las historias a su gusto, por lo tanto, imaginar no es suficiente. La capacidad de observación y saber un poco de todo e incluso haberlo vivido, son realmente las herramientas para un escritor.
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Andrés Rodríguez López / Tallerista de Cascadas Literarias